"Realidad en Mono" de Ale Oseguera

Decía Jorge Luis Borges, en su célebre cuento "El Inmortal", recogido en El Aleph, que "fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real". Y con esta reflexión en el ambiente, introduzco Realidad en Mono, la primera novela publicada por Ale Oseguera bajo el sello de Aloha Editorial, que ahonda precisamente en los terrenos de la realidad teledirigida, el trip hop post heteropatriarcado y el amor en tiempos del individualismo conectado.

(Texto leído en la presentación de Realidad en Mono en la librería La Central de Barcelona)




Portada de Realidad en Mono.


Ale Oseguera nació en Guadalajara, México, pero desde 2006 vive en Barcelona. Es autora de Tormenta de Tierra, poemario publicado en España en 2016 por Ed. Neopàtria y en México por la editorial La Zonámbula. Su segundo poemario, Un hotel de cinco estrellas sobre un cementerio, fue galardonado con el XII Premio de Poesía La Nunca de Ediciones Oblicuas y fue publicado en 2019.

Además de haber asistido a mi bautizo como "puta poética" en el Prostíbulo Poético Barcelona, Ale es fundadora de Las Hermanas del Desorden, agrupación que realiza espectáculos con música en directo en los que se exploran las posibilidades teatrales y sonoras de la poesía y que ha sido, debo decir, el semillero de una serie de colaboraciones que se han ido extendiendo en tiempo y espacio.

En su novela, Oseguera nos presenta las vicisitudes de los integrantes de la banda ficticia Mono Real: Richie, Orlando, Alan, Gaby y Rebeca, quienes se conocen en El Instituto, un talent show mexicano tipo Operación Triunfo, quienes llegarán a convertirse en el estandarte de toda una generación que navega entre la distopía y el desencanto.

Unidos por el rechazo sistemático a la filosofía del programa que se centra en hacerle creer a los televidentes que todo esfuerzo artístico puede convertirse en éxito comercial, la trama de la novela se centra en postular una versión alterna de una industria televisiva que todos conocemos y que, hasta ahora, nadie se había atrevido a denunciar con la ferocidad con que lo hace su autora.

La historia central tiene lugar en el año 2023, en una especie de trama retrofuturista que se va deshilvanando a través de un documental, también ficticio, que se prepara para ser transmitido por televisión, mientras uno de sus personajes centrales se alista para su gran retorno a los escenarios.

Convertido ya en músico de culto, Richie, arquetipo de genio de la música, se enfrentará de nuevo a la prensa, la fama, al peso de su propia leyenda y tal vez, a un reencuentro con sus antiguos compañeros de banda.

Retrofuturismo, vacío y orfandad

De Walt Whitman a Depeche Mode pasando por Mick Jagger, Iggy Pop, Lenny Kravitz, John Lennon, Yoko Ono, Freddie Mercury, Gloria Trevi e importantísimas figuras de la telebasura nacional mexicana, Oseguera revisita el repertorio musical de finales del Siglo XX -y principios del XXI- con la intención de convertirlo en la pantalla ideal para proyectar el ideario colectivo de una generación apocalíptica que está ya como diría la misma Björk en uno de sus temas más patéticos, en completo state of emergency.

Ataviadas con una sutil y sádica polisemia, cada una de las palabras de Ale Oseguera en Realidad en Mono nos devuelve nuestro propio reflejo pero deformado, en una suerte de melodrama épico que evidencia, sí, el narcisismo posmoderno, pero que también le canta "como un animalito herido", a los valores universales del romanticismo: el amor, la locura y la muerte. O lo que es lo mismo: a los ingredientes de una contemporaneidad que, por caleidoscópica, no acaba sino por dejarnos siempre con sentimiento de vacío y orfandad.

Quizás y sin haber sido testigo directo de todos los ambientes descritos en su novela, Oseguera ha logrado deformar una realidad que a todos nos daba asco. No sé si lo ha hecho para bien o para mal, lo cierto es que todo es tan telenovelesco (en el buen sentido semiótico de lo que para un mexicano significa lo telenovelesco) que a todos nos resulta personal. Así somos. Así sentimos.

He intentado desmenuzar la pieza entera con el afán morboso de detectar todos los guiños vertidos. Ha sido imposible. Y mientras leía esta pieza me venía en mente Góngora, a quien en algún momento de su vida llamaron loco. Lo hacían porque nadie pillaba las referencias mitológicas a las que hacía referencia,.

Tan compleja estilísticamente como osada periodísticamente, si al final esta obra no se comprende es porque literariamente el lector no se lo merece.






Entradas populares de este blog

Ventanilla Única de Yoshua Okón - Entrevista con Roberto Barajas (Curador)

Proveta de Diversitat: lecciones de amor para un heteropatriarcado muerto

Entrevista con Damien Hirst